viernes, 4 de marzo de 2011


Simplemente con las manos vacías una gran cantidad de "Angelos" vinieron a este país en búsqueda de progreso, en búsqueda de un techo seguro y la comida de todos los días.

vinieron a trabajar, a romperse el lomo como los burros, a sembrar esfuerzo y a poner un granito de arena en el país que los recibió sin un "no" por respuesta.

Hermanos italianos, establecidos en este hermoso país, a la espera de que los años los golpeen y tener un lecho y una familia para acompañarlos a la hora de su muerte. Esperando que la vida haga lo suyo y sentirse afortunados de respirar aire caribeño, de mirar a toda esa gente de piel tostada que camina con peculiar rapidez en la calle cuando vas a comprar el pan o a tomar un café para recibir las vacaciones. O al menos, así era hace unos años atrás.

Hoy, estos hombres se sientan en el porche de sus casas, en el balcón de sus apartamentos, o en la hamaca de ese país ahora conocido; traicionados, destruidos y sin nada en las manos como en su comienzo.

El país que un día les recibió con los brazos abiertos hoy les quita lo que tanto trabajaron, les quita lo poquito que habían logrado obtener, y no me refiero a la parte material, me refiero a el inmenso cariño que ahora les arrebatan, les arrebatan el amor por la patria y le siembran furia y desilusión.

Muchos protestan, sin ser escuchados. Otros simplemente cansados de tantos golpes se resignan al saber que ya no les queda nada más que morir como eso, como extranjeros sin nada más que injusticia en su corazón.

Para todos aquellos, mantengan la fe, es lo único que queda por pedir... Esperando una señal de aliento, algo que les ayude a morir feliz.

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