viernes, 12 de agosto de 2011

Sally, la chica que creia que estaba destruida.


Sally había caido perdidamente enamorada de un joven encantador en todos los sentidos, es decir, era lindo, amable, inteligente, estudioso, amaba a su familia y se comportaba como un caballero. El le hizo creer, le prometió bajar una a una las estrellas y visitar juntos los mas grandes monumentos. Ella creía ciegamente como si el fuera el prisma de sus ojos, como si el fuera el agua de su sed. Veía a través de sus ojos y respiraba gracias a su aliento. Creó en ella mundos inimaginables, cosas increibles que pensó que nadie le diría, pero… como una niña tonta, cayó por haber creido.

Desapareció, hizo ‘PUUUUF’ como si fuera sido simplemente un sueño larguisimo y fabuloso. De la noche a la mañana no estaba más, y la había dejado envuelta en llanto. Las promesas y los sueños se fueron con el, pués sin su chico nada parecía tener sentido.
Digo parecer ya que no era de esa manera.

Sally conoció a un chico, un chico para nada encantador, era odioso, pedante, grosero, flojo y a su familia no le agradaba mucho al principio, era apuesto y tenía una sonrisa de chico malo. El la encontró en medio de ese mar de lagrimas y con sus dos manos la levantó. le mostró que no había que ser perfecto para amar a alguien y que no tenía que intentar se ‘justo lo que se necesita’ que con ser ella le bastaba. Ella se estaba volviendo a enamorar, pero en el momento justo el chico ‘perfecto’ apareció e hizo de las suyas para lograr su confusión. Ella no lo dejó, por más que le dolía no dejaria que arruinaran la felicidad que había conseguido gracias a la imperfección.

Así que Sally siguió su vida. Sally, la que creía que estaba destruida.