viernes, 2 de diciembre de 2011


Aún recuerdo el momento exacto en que echaste a andar tu auto rojo y reluciente y me dejaste a mi, allí parada con los ojos llenos de lágrimas.
Deseando que nada de eso haya sido real.
Aún recuerdo el portazo que pegué llena de furia porque no podía creer que me estabas dejando.
Y aún recuerdo el día de ayer, que aunque hayan pasado cinco meses el recuerdo me sigue matando como el día que pegué el portazo y maldije tu nombre.
Maldito seas, Principe Encantador.